La meditación ¿por dónde empezar?

Cuando hablamos de meditación, muchas veces tenemos la idea de que ésta debe de hacerse en un lugar especial, en silencio, con una luz tenue, sentados en posición de loto y con las manos puestas de una forma en particular.

También solemos pensar que durante la práctica debemos acallar la mente, intentando no pensar en nada, estar más o menos quietos, luchando contra las ganas de quedarnos dormidos.

Parece una misión imposible, y aunque hay muchas técnicas, maneras y formas de hacerlo, practicar la meditación sigue siendo un tanto confuso e  inaccesible para muchos.

 

¿Por dónde empezar la meditación?

La primero que podemos hacer, en un intento por apropiarnos del tema, es preguntarnos ¿qué es para nosotros la meditación? ¿Y por qué quiero meditar?

Cualquier respuesta es válida, mientras se haga desde la franqueza y simplicidad absoluta, sin dejar que los conceptos u opinión de terceros se inmiscuya.

“La meditación (para mí) significa tener un momento de calma, y quiero hacerla porque necesito tiempo de conexión conmigo, algo que me permita sacar el estrés de mi día”.

Entonces una forma de hacer mi práctica sería, dirigiendo mi atención hacia algo en particular: una emoción (la tranquilidad que estoy sintiendo), una sensación (el recorrido del aire entrando y saliendo de mi nariz), un pensamiento (me hace recordar un amanecer en las montañas) e inclusive una acción (me doy cuenta que si bajo el ritmo la calma se instala)”.

 

¿Para qué me sirve meditar?

El ser consciente de esa rica variedad de experiencias que me permite la meditación (o la contemplación consciente) me hace querer vivirla una y otra vez, pues me trae mucha calma y me reconforta. Entiendo entonces que hay muchos recursos dentro de mí, con lo cuales cuento y que quizás puedan ayudarme en momento de estrés o tensión.

El ponerle palabras y dejar clara nuestra intención o lo que esperamos con ella, nos ayuda a que esta práctica tenga sentido para nosotros.

La meditación entonces se vuelve algo tangible, dejando de ser un concepto abstracto y elevado. Es decir, se transforma en algo vivo y cambiante, como cada uno de nosotros.

 

¿Qué tipo de meditación debo hacer?

Date la libertad de probar y experimentar, la clave como todo es la constancia, comprométete con aquella que haya resonado más contigo, con tu estilo de vida y tus tiempos. En mi caso, yo opto por la meditación en movimiento, esa que te permite hacerla en cualquier momento, sin depender de factores externos. Ya sea que bailes, que laves los trastes o que te sientes a contemplar un paisaje , cualquier momento es una buena oportunidad para practicarla.

Herramientas fáciles para momentos difíciles

Visita la botica del bienestar donde encontrarás recursos gratuitos para relajar tu cuerpo, cultivar tu paz interior y encontrar el equilibrio.